Los (casi) terribles dos.
- Katherine Pérez
- 14 abr
- 3 Min. de lectura
Mi niña ya tiene casi dos.

Los famosos y sonados "terribles dos" y es que aunque aún no los tenga yo ya empiezo a ver lo que se viene. Sin embargo, en cada etapa siempre trato de buscar algo de información y saber qué hacer y qué no. Y en mucho de lo que he visto y leído, explican que a los dos años los niños y la palabra NO son uno mismo, descubren que son seres más independientes y quieren explorar TODO, empiezan a definir sus gustos y con la llegada del habla, expresan sus deseos... pero lo más terrorífico es, que se intensifican o aparecen los primeros berrinches.
Hoy Maiah tuvo uno.
Long story short: un niño no le quiso prestar su libro. Ella lloró.
Entendible, para mí, que el niño está en todo su derecho de no querer dar algo que es suyo. Para mi niña, el peor momento de su vida.
Y esta entrada no es para darte consejos sobre qué hacer en una rabieta porque ni yo sé. ¿Qué hice en ese momento?, nos fuimos del lugar donde estábamos y luego la dejé llorar como por unos 5 o 10 min. Ella lloró verdaderamente desconsolada, y por estresante que parezca la situación, yo sólo sentía que debía abrazarla, dejarla llorar, esperar a que ella se tranquilizara y yo estar tranquila durante todo el proceso, y eso hice. Llegando a casa, le expliqué, a mi manera, que el niño estaba en toda la libertad de no prestarle el libro y que no siempre se puede obtener lo que se quiere.
¿Estuvo bien? No sé.
¿Ella me entendió? Tampoco sé.
Todo esto me llevó a pensar en que, casi siempre le digo de broma "¡qué difícil es tener dos años... y eso que aún no los tienes!", pero ES VERDAD!!!
Imagina tener dos años, no poder hablar bien por lo tanto no expresarte como quieres. Tus papás no te entienden y aparte no conoces qué son las emociones ni cómo manejarlas (incluso, ni tus papás a sus treintas lo saben bien todavía), noooombre, es loquísimo!!! Por eso hoy, mientras ella lloraba con tanto sentimiento yo solo sentía que abrazarla era lo correcto.
Llegamos a casa, y después de ponernos la pijama, darle besos de palomita a Ramona y buscar la esquina de la colcha favorita... ahí viéndola dormir profundamente y con tanta paz me vinieron a la mente tantas cosas. Tantas cosas que hemos aprendido nosotros y ella a lo largo de estos casi dos años.
Cuando estaba recién nacida aprendí sobre lactancia, cambio de pañales, toallitas húmedas calientes...
Cuando llegó la primera gripa aprendimos que poner VapoRub de adultos está mal y que leer cuidadosamente las indicaciones del paracetamol es lo más inteligente mientras llega la cita con la pediatra.
Cuando empezó a comer aprendí mucho sobre Alimentación Complementaria, cuáles alimentos sí y cuáles no ofrecer según su edad. Que el azúcar es un rotundo NO por lo menos los primeros dos años.
Cuando empezó a gatear, aprendimos que debíamos reforzar los cuidados en casa y sobre todo la limpieza.
Cuando empezó a caminar, aprendimos que no necesita rodilleras o extremas protecciones, simplemente estar al pendiente y enseñarle que si se cae, se levanta y seguimos jugando.
Y así podría seguir... realmente hemos aprendido mucho. Y obvio sé que esto apenas está empezando, se viene el potty training, las letras, los números, el socializar con más niños, etc etc.
Se me hace loquísimo cómo venimos al mundo sin saber NADA y lo inteligentes que son los bebés aunque a veces lo dudemos.
Por supuesto diario vienen a mí muchas preguntas y muchas culpas. ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Hoy comió lo suficiente? ¿Lo que comió es bueno para su cuerpito? ¿Pasé tiempo de calidad con ella? y mil preguntas más, y la respuesta a todas es: NO SÉ.
Definitivamente, no hay manual para ser mamá, pero sí mucho amor para hacerlo bien.
Mi bebé tiene apenas 10 meses. Y ya me imagino que falta camino por recorrer. Aunque soy su papá, yo también le entro los cuidados 😅